domingo, 18 de octubre de 2009

DAVID ROSIQUE. LA TINTA.

LA TINTA

He releído el Quijote. Me parece que es un libro que hay que leer pronto, cuando no se han sufrido desencantos, ni demasiadas decepciones. Pues sin más, tú imaginación se deja llevar. Obvias que en realidad la locura del personaje, es una mezcla entre lo que en sus travesías encuentra, de lo que sabe que el conocimiento aspira a manifestar, o enmendar, y los torbellinos de pasiones, que personas con mucha menos capacidad que él acotan en perjuicio de la generalidad generacional. Pues con impedimentos se va más despacio, y cuando ya te sabes lo que te están contando, ni te mueves.
El noventa cinco, o noventa y ocho por ciento de los espectadores de las películas, son generados por ordenador. Es decir, no son humanos. Son seres virtuales. En las sociedades mediatizadas ocurre algo similar. Pues se le somete al individuo a una serie de interferencias, y obligaciones, que únicamente contribuyen inercialmente al mantenimiento de la misma. No a su desarrollo. Ortega le puso un nombre muy genérico a un libro de héroes, La Rebelión De Las Masas. Ni con esas la gente lo lee, con lo que no aprenden. También trabajamos con una lengua que se desarrolló al mismo tiempo que la religión, por lo que está grandemente afectada por ella. Esto, se instala muchísimo en el subconsciente de las personas, apelando al miedo, y sí hablan de justicia histórica relativizando los nombres de los vencedores, y vencidos, puede que el verbo fuese uno de los motivos por los que hubo guerra. Salir a la calle, es igual que meterse en una película de zombis de la Hammer años 50, o una según La Invasión De Los Ladrones De Cuerpos, lo que ocurre es que no entramos en las vainas extraterrestres. Luego los libros traducidos, no los saboreamos por no comprender el idioma en el que fue escrito. Por no hablar de los films, que después todos hablan con gallos. No sienten lo que dicen. A veces me pesa la edad que tengo, y recuerdo la frase de Napoleón que decía” Cada hora perdida en la juventud, es una desgracia para el porvenir”. Sólo faltándome que me falta algo por saber pero no se el que. Hace poco Radio 3 radio “You don’t know what love is”, en jazz. Es que es abominable que los cuentos de hadas sean instituciones púbicas, y no modelos sociales. Sí es que son capaces, y nosotros nos lo creemos.

Consabidamente, David Rosique.

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