domingo, 18 de octubre de 2009

DAVID ROSIQUE. MIA MODERNO.

La mia

Toda la vida he estado siguiendo indicios de casualidades. Después de darle muchas vueltas, he comprobado que el destino se ríe de las probabilidades (Bultwer Litton). Que ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino (Esquilio). Mira que ha habido veces que me he dejado llevar, pero afortunadamente casi siempre he tenido puertas abiertas. La gente que actuando de buena fe, ha intentado indicarme que es lo más apropiado, pese a las diferencias cognitivas propias de muchas trascendencias encadenadas, a causa de afinidades temporales, espaciales, credenciales, funcionales, y motivacionales.
He apuntado a direcciones que no han salido de milagro. Luego ha sido un alivio, porque no concordaban con mis ideales. En la vida llegan momentos en los que hay que tomar selecciones. Saben los que me rodean, que ha habido oportunidades para hacer mucho nuevo. Distintas campañas, pero sí te equivocas en la planificación, estas planificando equivocarte (Lair Ribeiro).
Mientras, he ido venciendo adversidades, he ido haciendo amigos, y enemigos. El precio que ponían todos, para ser uno de ellos, es que terminará con sus hijas. Parece que todas quieren un marido, lo que hasta cierto punto es comprensible. Yo no puedo ser el de todas, y sí me descuido me quedo sin ninguna. Luego es un muy buen momento para decantarme.
Llegado a este imperativo, y después de muchos vaivenes, resuelvo concluir mi flanquear existencial. Después de haber conocido múltiples mujeres, familias, encontronazos, desencuentros, y movidas, me parece que los norteamericanos que fueron a buscar a la persona adecuada para su hija por todo el mundo, y que apostaron fuerte por mí, creo que nos hemos ganado mutuamente. Espero que los que en el juego han jugado, respeten esta decisión tomada desde frialdad.
Desde luego, con nuestros más, y nuestros menos, hemos vencido a las adversidades. Siendo muy difícil encontrar la felicidad, me gustaría pasar el resto de mi vida con la chica que vi de pasada al llegar al aeropuerto de Los Angeles. Sí Dios quiere, le daré descendencia, e influiré en la historia, porque estoy dispuesto a ello.
Dicho esto, espero que su padre mande a alguien a buscarme el miércoles catorce del dos mil siete, a las siete, a la parte superior del Paseo del Canal, en la intersección con la Avenida del Portús, Tentegorra, Cartagena, Murcia, España. Bastará con que me muestren alguna prueba de la veracidad de su procedencia, para que me vaya con ustedes a empezar una nueva vida, pues aquí está constituido un caos de largos años de desavenencias, e imposiciones.
Sí el asunto, se torciese, intentaría publicar un libro recopilatorio con lo mejor que he podido sacar de los libros que he leído. Iría a Francia, porque en España vivo desde hace años en condiciones infrahumanas, con obligaciones amorales. Con diferencias culturales irreconciliables, que han supuesto numerosas contrariedades a mi persona, a mi entorno, y que no estoy dispuesto a seguirlas tolerando.
El tiempo es el signo, que impone a los personas las obligaciones innatas, en consonancia con las posibilidades, de que se disponen para que el bienestar medio mundial, no solo no permanezca constante, sino que aumente en relación a la cantidad de personas que experimentan una existencia satisfactoria, acorde con sus creencias, facultades, compañías, triunfos, y sinsabores, sin menoscabar la veracidad, ni la libertad de los motivos que los llevan a considerarse íntegramente constituidos. Es importante saber, que lo que provocamos no es solo lo que conocemos, sino lo que abarcamos. Más puesto que cuando un individuo, realiza una acción, otro, aunque no este directamente implicado, se ve afectado por lo que los holistas consideran, que es la repercusión de las consecuencias facticas de los resultados encadenados consecutivos.

Consabiamente, David Rosique.

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