domingo, 18 de octubre de 2009

DAVID ROSIQUE. SUNSET BOULEVAR 1950.

SUNSET BOULEVAR 1950

El mejor consejo que podría darte Billy Wilder, sí fueses a Hollywood, sería “Take it easy”. Una de las mejores frases que he oído de él, fue: “You are as good as the best you have done in your life”. Hizo muchas películas. Las mejores, entre los cuarenta y cinco, y los sesenta. Y una imprescindible, la de emigrar huyendo de la guerra. En Europa hizo casi de todo, pero con poco éxito. Dejó a sus queridas, y empezó a escribir guiones con varios colaboradores. Formando equipos. Fue muy sonada la pareja que formó con el guionista, I. A. L. Diamond. Su cocimiento del inglés era limitado, pero las situaciones, que provocaba en pantalla, son irrepetibles. Llegó meditabundo. Utilizó la distancia que le otorgaba su recelo, y a la vez fascinación de la cultura estadounidense, para hacer su mordaz crítica del espíritu humano. Distrajo con comedia para hacer drama. Utilizó el belicismo, para fabricar héroes. Hizo felices a desgraciados. Retrató a figuras inmortales. Constató toma tras toma, que el guión es la base, y el rodaje la chispa. Formó parejas irrepetibles. Sacó lo mejor de los actores que con él colaboraron. Solía encerrarse recogiendo recortes. Guardando ideas en cajones, para el momento en que pudieran ser utilizados. El inventaba historias, y a su vez, decía, que la gente se las inventaba de él. Contaba anécdotas a mansalva. Sus ocurrencias, eran mordaces. Punzantes con toda intención. Procuró rodar todos los géneros. Sobresalió, en la comedia. Con obras maestras imborrables. Cuales; Some like it hot, The Apartment, y The Seven Year Itch. También inmortalizó al enorme Charles Laughton, antes de morir, en Witness For The Prosecution, una muestra de suspense. The Fortune Cookie, fue una comedia con los burlones, Jack Lemon, y Walter Matau.
En Sunset Boulevart, retrata lo que posiblemente fuese su existencia, antes de que le dejaran dirigir. Hasta que alcanzó la fama. Bastante variedad de personajes, con decrépitas estrellas del cine mudo. Las cuales están fantásticas en el sonoro. Con un escritor en apuros, William Holden, que sin que él estuviera del todo convencido hasta el primer tercio de la película, puede que fuera un reflejo del propio Billy Wilder, en sus inicios. Con una Gloria Swanson, que hizo muchas actividades en la vida, pero que será recordada, sobre todo, por su estrambótica interpretación de mujer neurótica, agobiada por el olvido de los estudios, tras sus grandes películas. Fuera de la pantalla las mujeres se ponen nerviosas, por su falta de éxito profesional. También por el olvido de los hombres. Delegando su felicidad, en la descendencia de la que por cierto, no siempre son buenas custodias, por su visión egoísta. Con un Erich Von Stroheim, que hacía de mayordomo, y que actúa cuan sí sus películas del mudo, se pudieran juzgar con su actuación, caricaturizándose a si mismo. Con una Nancy Olson, que hizo su actuación de lanzamiento igual que Betty, estando fantástica, con nominación al oscar incluida, por su inocente caracterización, de escritora comprometida.
También cabe destacar la inclusión de la película en la vida de los grandes estudios, en donde todos los personajes de ficción, quedan mejor haciendo de si mismos, que en los papeles a los que representan. El cine nació para entretener, y la realidad es que transforma la vida de las personas. Hace pensar sin mesura, es decir, plasmando, irreverentes situaciones que le hacen cotejar al espectador la similitud, o dicotomía, con la existencia de los seres, que fuera de la película se encuentran. Con la precisión con la que, igual que diría Jean Cocteau,“La única arma que puede matar a la muerte”,”Sin matar seres vivos” (David Rosique). Aunque luego sean ellos mismos los que se maten, lo que se sabe, es que con la cámara te lavas las manos, por sí después ellos después, no quieren que sepan a lo que se enfrentan.

Consabidamente, David Rosique.

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